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AÑOS LUZ

De ruta con la manta puesta

De ruta con la manta puesta por: Marisol Roldán

Una de las mejores cosas que tiene el dedicarse a la investigación es la aventura. Es la posibilidad de salir sin rumbo fijo a explorar los entresijos del misterio. Así he podido constatar el enigma de los petroglifos de algunos países. Sobre todo los del mío, España, porque viajar a los otros cuesta más dinero y una será muy aventurera, pero sigo siendo pobre (aprovecho la ocasión por si hay algún mecenas entre vosotros de buen corazón...). Después de estos momentos de publicidad, esto de ver tanta tele últimamente con tanto programa de otras dimensiones a una se le pega todo (esto me recuerda que si utilizan medicamentos...consulten con su farmacéutico, pero si encuentran algo mejor...¡cómprelo!). Pero sobre este tema trataremos próximamente en otras columnas, en exclusiva...¡os lo prometo!.

Bueno, estábamos en que investigar es excitante, para los que tienen dinero, los demás tenemos que “investigar” por partida doble, es decir, primero averiguar de donde sacar de nuestra cartera para gasolina, aunque mi caso es peor porque no tengo ni coche ni carnet e intentar irte a estudiar y explorar lo desconocido, que frecuentemente tiene que ser “conocido”, porque siempre resulta más cerca y más barato. Claro que esto tiene sus ventajas, porque eso te hace descubrir que lo extraordinario no es sinónimo de lejano, ni está en la Conchinchina, sino que a lo mejor está a cinco metros de tu casa, pongamos que allí hubiera un poltergeist (L’Hospitalet de Llobregat, 1996), una aparición fantasmal (como la “curva de los gitanos” en Sant Andreu de la Barca, que ya ha provocado más de una treintena de accidentes) o que mi vecino, que suele pasar, haya sido testigo de un caso ovni (como en Octubre de este mismo año en Molins de Rei). Así que debo de dar las gracias al que el destino me haya hecho fijarme en las personas cercanas de mi país, de mi ciudad, de mi barrio, de mi calle...y en ellas ver que los fenómenos no sólo existen, sino que son numerosos y en el fondo eso me ha hecho llegar a una teoría, por mucho que lo niegue la ciencia los fenómenos insólitos, hoy por hoy, se dan en una curva estadística que sobrepasa la media del 70% .

Aunque cuando la vida te trae sorpresas y te deja ver que más allá de tus fronteras, es decir, de tus narices, todavía se incrementa más esta estadística. No entendamos que no viajo, aunque desde luego no todo lo que necesito para hacer mis investigaciones –por ejemplo: me quedan pendientes de constatar físicamente mis misteriosos Guldgubber en Dinamarca-; es que aprovecho este escrito para hacerte un llamamiento, amigo lector, a que te arriesgues a comprobar primero la emoción de lo que tengas cerca y después a lo que te quede lejano. La sensación será la misma y no te deprimirás cuando no tengas para un billete de avión. El trotamundos no nace con la carretera, es una impronta que llevamos desde nacimiento.

Recuerdo que me derretí ante las cuevas de las manos de Argentina. Se me obnubiló el pensamiento y el espíritu cuando descubrí que detrás de la seriedad germana se encontraban miles de leyendas e historias de carácter paranormal, resquicios e impregnaciones en zonas de tragedia de la Segunda Guerra Mundial y de sus consecuencias. En Italia pude apreciar que tras las construcciones renacentistas perduraban extrañas narraciones de sucesos aún inexplicables. No pude cerrar los ojos ante todo lo que ante mi aparecía a cada kilómetro que recorrí por Francia y me vine con el equipaje lleno de inquietudes, entre ellas monolitos y “pirámides”, como la de Barnenez, a las que nadie echaba cuentas en esos lares. De Portugal me traje mis primeras inquietudes ufológicas de gran escala, con todos los testimonios que recogí en plena adolescencia...eso si...¡no iba en bicicleta ni en triciclo!...aunque no tuviera para coche me llevaban. Y aunque ahora echo de menos hacer la ruta, ¡entiéndase de investigación!, si tuviera economía os aseguro que no iría a ningún sitio de tours...jejeje...¡excepto a los del Club Enigmas...vaya a ser que se enfaden!...de nuevo aprovecho para hacer otra publicidad de esas “indirectas” que tanto se suelen hacer en la radio, que también escucho mucha y aunque esto no es radio donde cada uno se vende sus libros...-“Please, técnico ponme una musiquita enigmática”-...que ya concluyo....

En resumen, amigos lectores, no os deprimáis si vuestro kilometraje está bajo cero. Seguramente no radica allí la verdadera emoción de encontrar respuesta a eso que andas buscando y es que como verás otros que si que tienen para contar kilómetros todavía no lo han encontrado y encima siempre repiten los mismos temas. Y no os dejéis engañar, que la mayoría de sucesos los reporteros tenemos noticia casi siempre por hemerotecas y similares. El investigar comienza en lo que se haga después con esa información. Y ahora si me lo permitís iré a comprar una barra de pan aquí al ladito, que me han soplado que la panadera tuvo en su momento un interesante avistamiento de uno No Identificado y aunque me pase el día comprando baguettes no me voy de allí sin enterarme...¡os mantendré informados!...y no os riáis que cosas más raras han pasado. Me acuerdo de que en mayo de 1998, una familia de Madrid encontró la última falange de un dedo dentro de su barra de pan, tipo castellano, y así lo contó María José Serrano...¡la que iba a hacer los bocadillos!...si es que a veces las leyendas urbanas...son impactantemente reales.

3 comentarios

jala -

sige q lo estas aciendo muy bien petonet

Silma -

Ojala no solo los investigadores, sino todos los interesados por este tema, tengan la misma ilusion y ganas que poneis en vuestro trabajo.
Un abrazo muy fuerte y seguid asi.
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aiar -

Mecenas no soy, (ya me gustariaaaaaaa XDDDD).
Lo único que puedo darte es mi cariño y mucho ánimo para que continúes asi siempre :*****************