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AÑOS LUZ

Los quijotes y los sanchos de la paraciencia

En un lugar de la manchada España, de cuyo nombre, por ser muchos se me olvidan, conocí hidalgos de lanza en sus plumas, de verdades como escuderos. Sus rocines divulgativos flacos y en el estómago un huesudo podenco que como nudo se ata por no poder expresarse, ni hacer nada, ni encontrar ídolos dulcineos.

Así es la historia de muchos de nosotros, quijotes modernos de la paraciencia que a veces terminamos tan desengañados como los sanchos realistas ,que terminan fermentándose en nuestro interior. Queremos cambiar el mundo de los misterios. Barrer de un plumazo lo que provoca risa en televisión, esos personajes imaginarios que surgen como hongos llamados por el olor penetrante del estiércol de la fama. Pero, como las novelas de caballería ayer, hoy son el vicio de los consumidores.

Sí no nos engañemos, nosotros también la hemos ido buscando, como el caballero de la triste figura que somos. Y para ello hemos luchado con molinos de viento. Al revés que en la novela de Cervantes, nuestros molinos terminan convirtiéndose en gigantes imbatibles. Conocedores del bálsamo de fierabrás. Y cuando caen heridas sus mentiras o su podredumbre sale al descubierto se untan con él y se revuelven a la sociedad tan sanos como siempre. Transformados, cambiando el nombre, las caras, las formas del engaño, pero manteniendo la superchería como base de sus actos. Siempre movidos por algún interés. En cada hogar, venta-posada donde paramos con nuestras informaciones encontramos que por estar pasado de moda o porque llegaron a ellos los otros "personajes antes" la desconfianza se coloca en los ojos de los venteros. Y aunque nosotros queramos tratarles con esmero, hacerles llegar la ética de la verdadera caballería de las paraciencias, defenderles de los ataques de las mentiras y hacerles pensar en reinos habitados por la razón...la empresa se nos vuelve batalla imposible.

Tenemos las viejas armaduras abolladas, oxidadas. A veces la culpa es nuestra. Entramos en el medio de la investigación o del periodismo no por nuestra valía o por lo que queremos conseguir, sino por idolatría hacia algún que otro caballero anterior, héroe que conquistó la fama. No entendiendo que no se trata de perseguirla, sino de crearla. No depende de que nuestras victorias sean leyendas contadas en boca-boca, incluida la nuestra que es la interesada en publicitarnos como vencedores, sino realidades visibles con los ojos las que debemos perseguir para hacer historia. ¡Querer cambiar el mundo quema¡. Pero, cuando Sancho ha crecido en tu interior, cuando ves que la aventura no tiene sentido que debes volver a ser lo que antes de tu cruzada personal...aparece la duda infinita, gente que te empuja, te quiere y te ayuda. Tú que pensabas que andabas errante, solitario. Descubres que los que dudaban al principio o no te entendían. Un día comienzan a pensar sobre esas cosas que tú les contabas cuando caminando juntos en la noche encendíais las hogueras para defenderos de los salteadores de caminos, que disfrazados de personas decentes no se veían venir.

Si Don quijote hubiera entendido antes las cosas, Cosas como que se puede ser realista e idealista a un tiempo, el camino hubiera sido diferente o quizás lo distinto hubiera sido el final. No se hubiera dejado vencer por la depresión, el descontento, los complejos personales de no haber alcanzado metas. Y si también hubiera entendido que los caballeros solitarios pocas veces vencían guerras puede ser que en el camino hubiera encontrado un ejército de apoyo en su lid. Eran tiempos de novelas de caballería, igual que hoy lo son de novelas paracientíficas. Pero al mismo tiempo que un febril anciano buscaba gloria, otros jóvenes realistas perseguían el mismo fin...los templarios. Ellos caminaban en piña. Sanchos y quijotes se unían bajo una misma armadura. Y aunque perseguían idénticas dulcineas...tal vez ellos sí las encontraron.

Mira...pongo ante ti un espejo, una luna donde reflejarte mientras yo me miro en la mía. Te pregunto:

¿Cuánto de caballero cervantino llevamos dentro?, ¿cuántos golpes en nuestras costillas?, ¿cuántos desengaños en nuestro cerebro?. Y aún así, ¿seríamos felices no intentando cambiar las cosas?.

¡No abandonemos la gesta¡. Pero, por supuesto eres libre de elegir ficción o realidad. Creernos todo cuanto se nos cuente y terminar aquijotados viviendo en un mundo irreal de tinta...o crear un mundo real donde podamos ser auténticos caballeros de alegre figura.http://aluzinformacion.com/tumbaabier/index.htm

5 comentarios

mario -

Que vacia habría sido la vida de Sancho de no haber encontrado a Don Quijote!
Que descontrolado y prematuro final habría encontrado Don Quijote de no haberse topado con Sancho!
Porque así funciona o debería de funcionar la vida.Somos seres duales que avanzamos y comprendemos como resultado del equilibrio de dicha dualidad.Incluso de su enfrentamiento.Ni el hidalgo ni el escudero evitaron su destino por su unión pero ambos salieron enrriquecidos viviendo experiencias que nunca habrían vivido por separado.Guardemos pues los pies en la tierra pero conservemos siempre la cabeza por encima de las nubes.Sólo así continuaremos nuestro camino evolutivo sin perdernos nada.
Felicidades por la Weblog y un saludo:
Mario Blasco

jala -

en españa hay muchos Quijotes

joana2001 -

prometo q antes no le di a enviar, bueno marisol q no q decierte solo suerte y animo wappa

Magoniaexpres -

Hola acabo de llegar a esta weblog desde la lista que la anuncabais.
Ojalá esto perdure al menos para sacar algo en claro de esta nueva página.
Sobre los Quijotes, sería tonto ser siempre Quijotes, pero incluso los medio escépticos en todo esto tenemos que ser quijotes en ocasiones en que nos rodea la vulgaridad por todas partes. Y esto es lo que vale, como pones en el escrito, hay que ser quijotes y sanchos a la vez.

Atentamente,
el maquinista de Magonia