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AÑOS LUZ

Columnas José Antonio Roldán

"Cómo descodificar mensajes extraterrestres y no morir en el intento"

"Cómo descodificar mensajes extraterrestres y no morir en el intento" Bueno los domingos siempre es buen día para el recuerdo, así que os traigo una columna que si mal no recuerdo hice en agosto o septiembre del 2002...

"Cómo descodificar mensajes extraterrestres y no morir en el intento"

por: José Antonio Roldán

En ocasiones cuando alguien investiga, por llamarlo de alguna manera, por esos mundos de Dios se encuentra con personas, hechos, casos... inexplicados que por algún motivo a uno le terminan marcando en su vida. Os voy a contar algo que me lleva por la calle de la amargura desde hace unos tres meses.

Todo comenzó cuando, junto a mi hermana Marisol, fui a hablar con una persona que supuestamente recibía mensajes de entes superiores de origen extraterráqueo. La situación a muchos de los que leéis estas líneas os resultará familiar. Una tarde de calor incipiente, una acogedora mesa de plástico que seguramente en sus primeros días fue blanca, un bar situado en un punto bastante conocido de la comarca catalana del Baix Llobregat y tres personas charlando amigablemente delante de dos coca-colas, un café con leche que tenía que haber sido con leche natural y una grabadora haciendo las veces de notario del misterio. Hasta ahí todo normal.

Quedamos con nuestro contertulio para otro día, queríamos saber algo más sobre su historia y sobre todo conocer en qué entorno se movía. Lo ideal sería ir a su casa, cosa que hicimos hace poco. Pero esa será otra historia. Nos estábamos montando ya en el coche cuando de repente escuché la frase más rara que en mi vida había oído. Me llamó mucho la atención, pero como suele pasar, el tiempo no se detiene para uno en exclusiva. Me puse el cinturón, miré por el retrovisor y arranqué. Encendí la radio nada más ponerme en marcha. Y ante mi sorpresa aquella extraña concatenación de sonidos fue expulsada con fuerza por los altavoces del vehículo. Por poco me tuve que parar del susto. La situación se complicaba por momentos. Apagué el climatizador y bajé nerviosamente las ventanillas. Necesitaba aire fresco, claro que viviendo en Barcelona sólo puede respirar un 5% de aire fresco y un 95% de contaminación, gases y otras atrocidades varias del ambiente. Cinco minutos más tarde y con carretera por delante se me comenzaban a esfumar mis anteriores temores hasta que, ¡pobre de mi!...nos vimos encaminados a uno de esos tradicionales atascos vespertinos que no sólo sirven para darse cuenta de que tienes que tomarte las cosas con más calma, sino que también se utilizan para conocer gente, entablar “amistad” con algún avispado taxista que intenta quitarte el metro de asfalto que anteriormente has hurtado al coche con matrícula de Cuenca y en definitiva conocer las ventajas de vivir en las cercanías de una gran urbe. A todas éstas había apagado la radio en busca de paz y sosiego, pero sin saber cómo aquella bizarra aportación expresada en una lengua desconocida para mi volvió a golpearme las sienes. Lo estaba escuchando y no sabía de donde provenía. Me sentí por un momento acobardado. Lo confieso. Aquello me llegaba desde todas partes y a la vez no podía localizar su procedencia. Necesitaba llegar a casa. Y no sé todavía cómo llegamos. Otro misterio sin resolver, aunque vagamente me parece recordar que el lateral de la autopista tuvo la culpa de nuestra salida de aquella marejada de coches, camiones, autocares y vehículos varios.

Tomé agua fresca de la nevera e incluso creo que también me eché alguna por la nuca. ¡Quería despejarme!. Encendí la televisión y...¡estaba allí!. ¡No podía ser!. Esa frase incoherente, incompresible y bastante recalcitrante pasó directamente a taladrarme el cerebro. Como uno intenta ser racional, utilizar la lógica y ser imparcial en todos sus comportamientos no dudé cinco segundos: “!es un mensaje extraterrestre¡”. Estaba más confuso que nunca, pero a la vez ya sabía a lo que me enfrentaba.

Por unos días me sentí como el historiador, lingüista y egiptólogo francés, Jean-François Champollion ante la resolución del enrevesado rompecabezas que representaron las inscripciones de la piedra de Rosetta, trozo de estela de basalto negro descubierta en 1799 durante la ocupación francesa de Egipto y datada en el año 196 a.C. Aunque estaba seguro que no me pasaría igual que Champollion, aquel mensaje no era ningún decreto de Tolomeo V Epifanes. Tendría que ser algo más importante. Lo presentía y aún lo presiento. Digo “aún” porque todavía no he descubierto lo que significa.

Como suelo hacer cuando investigo o estudio algo, cualquier cosa, me gusta documentarme sobre el asunto. Así que consulté en internet en los mejores buscadores, en las página más importantes de todas las categorías, desde la web oficial del proyecto SETI hasta la página de Karlos Arguiñano, pero no encontré nada. Recurrí a varias bibliotecas públicas y a algunas privadas, pero no aparecía ni rastro del asunto. Visité a decenas de profesores, catedráticos, lingüistas, historiadores pero ningún supo decirme qué significaba aquellas enigmáticas 14 palabras. Hubo momentos que cuando preguntaba qué podía ser aquello notaba una cierta sonrisilla macabra y algún esbozo de risa hiriente. Suele pasar cuando uno pregunta sobre temas insólitos, por lo que no le di ninguna importancia. Estaba contrariado, aquello sencillamente no tenía explicación terrestre.

Como suele suceder en los casos que ya no se sabe por dónde tirar consulté al 906. Después de 25 minutos intentando convencer a una amable anciana que no quería sexo en grupo y que no me iba la zoofilia, me pasaron con una vidente. La mujer se mostró muy interesada en mi historia, yo notaba que me prestaba atención e incluso en varias ocasiones dejó de hacer calceta para echarse alguna risilla. Dos horas después, la clarividente se dio por vencida y me colgó. En este punto de mi historia me gustaría parar un poco para aconsejaros que cuando llaméis a este tipo de teléfonos deberíais ser sensatos, saberos controlar y sobre todo, sólo llamar si estáis en la casa de un amigo, familiar o en algún lugar donde no os remitan la factura telefónica, que si no luego suele causar más de un infarto.

Bueno que me voy por los cerros de Úbeda. Recapitulemos. Tenemos un mensaje de procedencia desconocida, mucha curiosidad e inquietud y un enorme trabajo para intentar desentrañar el misterio que lo envuelve. Y en medio de todo esto, yo, que al parecer no tengo otra cosa que hacer en verano que preocuparme de esto. No es así, pero seguro que lo parece.

El tema está ahora algo parado. Me encuentro en un callejón sin salida. No sé cómo solucionar esa interrogante, así que he pensado en recurrir a vosotros, queridos lectores, en un intento de que me ayudéis a descubrir qué significa. Es algo muy serio...creo. ¿Qué puede haber detrás de este mensaje: “...Aserejé já dejé dejebe tude jebere sediunouba majabi an de bugui an de buididipí...”?. ¡Espero vuestras respuestas!.

Por cierto, otra preocupación espiritual e íntima que tengo, ¿cuál habrá sido la canción del verano?.

De mayor quiero ser...¿santo?

De mayor quiero ser...¿santo? por: José Antonio Roldán

Siempre he sabido desde pequeño que era un niño, digamos, diferente. No porque fuera un portento de la naturaleza ni por mi inteligencia suprema, sino porque cuando a otros chicos de mi edad le hacía la típica pregunta: “¿qué quieres ser de mayor?”, solían responder con el tópico de “torero”, “futbolista”, “bombero” y yo sin embargo, no. Tuve una etapa que me parece que a esa interrogante respondía con: “¡yo quiero ser ministro!”, porque todo el mundo decía que ganaban una millonada y no pegaban ni golpe. Hay que decir que siempre he sido muy práctico en esas cuestiones de la vida, pero cuando ya era algo mayorcito me di cuenta que para ser ministro uno tenía que hacerse antes de un partido político y trepar...perdón, trabajar en pos de unas ideas hasta conseguir el puesto. Muchos eran los llamados y poco los elegidos. También por aquel entonces comprendí que eso de la política no era lo mío, así que serían sobre los 8 o 9 años cuando descarté ese futuro profesional.

Lejos de la cartera tentadora de un ministerio mis dudas sobre qué camino seguir profesionalmente se hicieron cada día más difíciles de acallar. Y ya debéis saber que cuando una duda se te pone rebelde no te deja ni a sol ni a sombra. Pasaron los días, las semanas, los meses, los años y por fin llegó el domingo 6 de octubre pasado. Fecha exacta que seguramente marcará el resto de mi vida...o no. Día en el que por fin supe qué quería ser de mayor. Claro que antes de explicar qué pasó en esa mañana dominical os debería aclarar que ya uno tiene 26 años y que teóricamente a esa edad la gente nos suele tener por adultos, aunque como podréis apreciar la cándida inocencia de la infancia y la inseguridad permanente de la niñez aún están en mi...no sé donde, pero están.

Me encontraba en la redacción de la radio y no pude evitar mirar de reojo a la magnífica retransmisión que la TVE-2 realizó de la ceremonia de canonización de Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer. Aquello me impactó, no sólo por pensar que la televisión supuestamente de todos los españoles perdía –aún más- millones de euros en aquel espectáculo socio-religioso-popular-dantesco y trasnochado, sino porque me vino una idea a la cabeza, y suelo tener pocas...la aproveché y la plasmé en un papel. Señoras y señores aquel pretérito día de otoño quizás asistimos a la creación de la “Santificación Exprés”...¡para que luego digan que la Santa Madre Iglesia está estancada 2.000 años en el pasado!...¡está a la última!. No está lejos el día que uno pase a mejor vida por la mañana y lo suban a los altares antes de Crónicas Marcianas o quizás durante...¡vaya idea estoy dando para una franja horaria de prime time!...peores cosas se han visto.

El proceso de beatificación de una persona por parte de la Iglesia suele durar décadas, el de Escrivá duró sólo 17 años, los que van desde su muerte en 1975 a 1992, año en el cual Juan Pablo II lo nombró beato en Roma. En esta última ocasión el Gobierno italiano declaró como 'gran evento' la canonización, con un decreto publicado en la Gaceta Ufficiale para facilitar la hospitalidad y la asistencia a los participantes en la ceremonia, que superó las 300.000 personas que diez años atrás se trasladaron ante la capital italiana, lo curioso es que la mayor parte de esos fieles no eran italianos y se hicieron peregrinaciones desde todos los lugares del mundo para acudir a la ceremonia. El 20 de diciembre de 2001 un decreto aprobado por el propio Santo Pontífice reconoció la curación milagrosa del médico español Manuel Nevado. El doctor padecía radiodermitis crónica, que según parece desapareció al encomendarse al recién nombrado beato Josemaría Escrivá en 1992. La archidiócesis de Badajoz instruyó el proceso canónico de la curación milagrosa, concluyéndolo en 1994 y de ahí a la santidad sólo hubo un paso. El Opus Dei ya tiene a su fundador en los más elevados altares y trastocando un poco la celebérrima frase: “La Obra debe continuar”.

Pero la moda de la “Santificación Exprés” apuesta por no ser algo pasajero. La curación inexplicable y repentina del tumor en el abdomen de una mujer india es el primer milagro atribuido oficialmente a la Madre Teresa de Calcuta por el Vaticano, el próximo mes, el Papa firmará el decreto que apruebe el primer milagro atribuido a la fundadora de las Hermanas de la Caridad y la beatificación de la religiosa albanesa se vislumbra en los no lejanos meses de abril o mayo del 2003. En este caso, creo que merecida por tantos años de ayuda a los pobres y necesitados...

¡Vayan haciendo espacio allá arriba!...a este paso en el cielo, de existir, en pocos años tendrá más overbooking que el metro en hora punta o que las puertas de los grandes almacenes minutos antes de iniciarse las rebajas.

Así que por todo lo anteriormente expresado y expuesto he decidido ser de mayor...¡Santo!, claro que quizás ese trabajo tiene algún que otro inconveniente, entre algunos de ellos es que se debe estar muerto y tener que haber hecho algún que otro milagrito. Claro que...¿acaso no es milagro llegar a fin de mes?, así que suponiendo que viviré entorno a los 60 años, para cuando perezca o me hagan perecer habré conseguido la nada despreciable cantidad de 720 milagros, así que las puertas del paraíso celestial las tengo medio abiertas, ¿no?, por lo menos hasta ahora tengo el picaporte de una de ellas...¡lo que se llega a comprar por fascículos!.

Por otro lado, las ventajas son múltiples, porque el ser Santo es un trabajo con un horario flexible, bien pagado (con las ofrendas y plegarias de los feligreses) y sobre todo nunca más tendré que sufrir por la falta de seguridad ante un futuro incierto...¡el trabajo de Santo es para la eternidad!...

¿Se acaba el mundo de una vez?

¿Se acaba el mundo de una vez? No, no os preocupéis que durante las próximas líneas no pienso hablar de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis ni tan siquiera voy a mencionar nada de la apertura del cielo, la resurrección de los muertos y mucho menos del Juicio Final. Simplemente me llevo preguntando desde hace unos días cuándo será el final de la película, de la película de todos...claro. Ya sé que nada es eterno, a pesar de la cirugía estética, pero si pasa algo un día de estos me gustaría estar preparado, ¿tú no?.

El argumento tan usado ya de la destrucción planetaria causada por un asteroide de grandes dimensiones venido del espacio exterior le va a pasar como al cuento del lobo...¿os acordáis?. Aquel joven pastor que cada dos por tres sentía unas ganas insanas de asustar a sus convecinos con aquella frase: “¡qué viene el lobo!”. Gastó tantas veces esa misma broma, que cuando realmente vino el lobo no le hicieron ni el más mínimo caso. Pero claro eran otros tiempos, ahora el “lobo” se ha convertido en el asteroide 2002 NT7. Un cuerpo celeste descubierto el 5 de julio del 2002 desde un observatorio de Nuevo México (Estados Unidos). En la escala técnica de amenaza Palermo, el N17 ha recibido una marca de 0,06, siendo el primer objeto que recibe un valor positivo. Por su intensidad luminosa, los expertos han calculado que tiene entorno a los dos kilómetros de diámetro, es decir, que es lo suficientemente grande como para provocar un desastre a gran escala. Todos estos datos son muy interesantes, pero se me ocurre una pregunta, ¿qué actitud tomamos los ciudadanos de a pie ante esta noticia?. No es por ponerme catastrofista, pero imaginaros que tenéis compradas con antelación unas entradas para ver a los Rollings Stones (que a este paso aún estarán en la brecha), el 1 de Febrero del 2019, que es cuando se supone nos visitará ese “pedazo de cuerpo” celeste, ¿qué pasará con ellas?, ¿perderéis el dinero?...¡Por favor, con esa incertidumbre no se puede vivir!. Y si vais mañana mismo a la Seguridad Social para que os pongan en la lista de espera y os dan para esa fecha...¡qué horror! y si tenéis hora en la peluquería o con el callista...

Pongámonos en una situación más positiva, pensad por un momento en aquella hipoteca a 30 años y un interés demencial que acabáis de firmar...¡no tendréis que pagarla toda!, ¿estáis más contentos ahora?. Si es que ya lo dice la frase: “todo depende del color del cristal con que se mira”. En ese año no habrá declaración de la renta, ni IRPF, ni IVA, no os tendréis que gastar los ahorros en regalos navideños. Y siguiendo por el lado más rosa del asunto. En ese año se acabarán todas las guerras del mundo, el hambre, la hipocresía, la indiferencia, el desamor...de hecho, según donde impacte el dardito estelar...se acabará todo.

Según el astrónomo Donald K. Yeomans del Jet Propulsion Laboratory y responsable del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra, NEAR, de la NASA: “El error sobre nuestro conocimiento actual del lugar donde NT7 estará el 1 de febrero de 2019 es bastante grande, varios miles de millones de kilómetros pueden llevarnos a la equivocación”. Así que podemos estar preparándonos 17 años para lo peor y luego no pasa nada...¡qué poca consideración!. Claro que el pobre asteroide lo mismo piensa: “No es por no estrellarme, si hay que estrellarse se estrella...pero ir por nada...pero si hay que estrellarse...se estrella uno”. De todas formas, los astrónomos han confirmado que el 2002NT7 será visible con relativa facilidad durante los próximos 18 meses, así que os aconsejo que le sigáis. De hecho lo mismo pido la baja para estar esos meses mirando fíjame al cielo. Tendré un poco de dolor de cuello, pero todo por el bien de la ciencia.

De todas formas si lo queremos es acabar con la Tierra hay que hacerlo a conciencia o por lo menos eso piensa Vince Ford, astrónomo del Observatorio estatal australiano de Stromlo, cerca de Canberra: "Olviden enviar a Bruce Willis al asteroide para perforarlo y hacerlo volar en pequeños pedazos, eso no funcionaría. No, lo que hay que hacer es lanzar una bomba atómica al lado de la cosa y hacerlo volar de lado". Así que ya saben, no se preocupen, si en estos años que quedan el asteroide se empeña en venir haremos caso a Ford y el asteroide no impactará con nuestro planeta azul, porque seguramente con la bomba ya lo habremos arreglado...el planeta, claro. El asteroide podrá seguir así su plácido viaje a 28 kilómetros por segundo por ese universo de lo desconocido.

A pesar de todo lo dicho y por si el N17 no abolla el planeta...¡no se preocupen!, porque quizás en el 2880 otro asteroide, el 1950 DA, impactará con la Tierra, que otra cosa no, pero estar está solicitada por visitantes rocosos de otros mundos. El 1950 DA mide entorno a 1.1 kilómetros de diámetro, gira completamente cada dos horas, viaja a una velocidad de 15 kilómetros por segundo. Pero ya algunos otros asteroides lo intentaron, aunque nada pasó, ahora sólo engloban las estadísticas de cuerpos celestes que “nos rozaron”. El lunes 7 de enero de 2002, el asteroide 2001 YB5 pasó a una distancia de 600 kilómetros de la superficie de la Tierra. El 19 de mayo de 1996. El asteroide 1996JA1 pasó a sólo 0.0030 Unidades Astronómicas (UA) de distancia. De acuerdo con los registros de los últimos 600 millones de años, en la actualidad estamos viviendo un periodo de relativa calma en lo que se refiere a impactos masivos....¡cualquiera lo diría!.

En definitiva, que si viene el dichoso 2002N17 antes estamos nosotros, ¿no?. Yo pienso seguir viviendo como hasta ahora, aunque de vez en cuando no digo que tenga esos días de ponerme reflexivo, menos mal que son pocos, porque si nos tuviéramos que preocupar por todo lo que nos viene encima...¡estaríamos listos!. Además para esos menesteres de observar asteroides en 1998 el Laboratorio de Propulsión Jet (JPL) de la NASA inició un programa para observar y registrar la mayor cantidad de objetos cercanos. En estos cuatro años se han encontrado 100 asteroides de al menos un kilómetro y se estima que el número total podría rondar los 2000 mil. Dentro del mismo organismo, otro proyecto de cariz internacional llamado Fundación Spaceguard desde 1996 se ocupa de la búsqueda de asteroides cercanos.

Así que probablemente hay menos posibilidades por ahora que un asteroide nos amargue la vida que me toque la primitiva, por lo que antes de mirar al N17 me iré a sellar el boleto de esta semana. No vaya a dar el caso que me toque y no pueda cobrar el bote por olvidadizo...¡eso si que sería un desastre mundial!...por lo menos para mi.

Regreso al Pasado

Regreso al Pasado No, no os asustéis que por ahora no vuelve el Caudillo...o eso espero. Esta mañana me he levantado con un poco de confusión mental. Seguro que muchos me comprenderéis...Me explico.
Cuando abría los ojos hace unas horas, después de retorcerme en la cama sin casi poder conciliar el sueño, pensaba que había vuelto al pasado. Si, pero a unos años que ni siquiera había vivido...uff¡¡¡qué pesadilla más mala!. Llegué al comedor y me tranquilizó mucho encontrarme a mi padre sentado en su silla (pobre...en fin, eso es otra historia) y calvo como siempre...porque en esta especie de viaje al pasado ya me lo imaginaba con una especie de corte de pelo a lo afro. Menos mal que todo no ha cambiado.
Sin embargo, encendí la tele y vi confirmadas todas mis sospechas. Los avances informativos de TVE-1 anunciaban que George W. Bush haría público en breves días la reanudación de los proyectos y misiones a la Luna....¡La leche!...lo que me había enterado por el mediodía del Viernes, gracias a un amigo que vive en E.E.U.U, era cierto. Pero lo peor de todo no era eso...¡qué va!. Ya me imaginaba a Jesús Hermida, ahora que parece que está su puesto en peligro en Antena3, retransmitiendo otra vez la llegada del hombre a la Luna. Claro está que después de pensar un ratito, no mucho...no nos vayamos a engañar, recapacité y pensé que al fin y al cabo no era tan mala la noticia y que ni tan siquiera era un retroceso en el tiempo, ni una vuelta a nada.
Así que cambié de cadena, y de buenas a primeras, sin avisar, me sale un anuncio de Karina vendiendo su nuevo disco. La paranoia se agolpaba de nuevo en mi cerebro, pero como uno es rápido con el mando, cosa de práctica, cambié rápidamente de canal y...Nooo, estaba acaban un anuncio de Cine de Barrio y después, ¡uno del programa de José Luis Moreno¡. Instintivamente centré mi mirada en mi padre y allí estaba, aún calvo. Menos mal. Todavía seguíamos en el 2004.
“Los expertos dicen que una misión a la Luna podría hacerse sin un significativo aumento del presupuesto, extendiendo los costos entre siete a 10 años. Se puede utilizar la infraestructura existente y regresar a la Luna dentro de cinco a 10 años con una inversión modesta. No hay que duplicar el presupuesto de la NASA", según Paul Spudis, un científico planetario del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland. Una ojeada al diario me vendría bastante bien. Pero allí estaba...una columna sobre “Cuéntame” y una explicación del porqué de su éxito. Era casi imposible acordarme de algo que no había vivido, pero este tipo de cosas le hace a uno, sobre todo por repetición hasta la extenuación, tener como familiar tiempos que matemáticamente nunca ha podido vivir. Ya me estaba convenciendo de que inexorablemente el pasado estaba aquí y ahora, que tenía que convivir con él, cuando vuelvo a encender la televisión y ante mi aparece el anuncio de un programa totalmente nuevo...¡El “Un, Dos, Tres”!...
Como colofón final a esta mañana algo estrambótica vuelvo a ojear el diario, en esta ocasión el rotativo de deportes...La cosa empeora por momentos. Tras ojear varias páginas me doy cuenta que ya nada es solucionable, que realmente –no sé como- nos han transportado a todos como 20 o 30 años atrás en el tiempo. Allí, en esas negras letras impresas me encuentro a un Madrid victorioso (la mayoría de veces gracias a los árbitros), a mi equipo, el Barça...con derrotas tras derrotas –aunque noto que el presidente ha crecido bastante, tiene pelo y por ahora no llora como aquel que yo tenía ubicado en la década de los 70-...Así que tras cerrar los ojos vuelvo a coger el periódico normal y para rematar la faena me sale este titular: “CONSIGUIÓ PICOS DE MÁS DE 11 MILLONES. El regreso de 'Un, dos, tres' arrasa con 6.800.000 espectadores”...¡Ufff, total!...

“El regreso anoche del programa 'Un, dos, tres' a La Primera de TVE arrasó. 6.800.000 espectadores siguieron el reestreno de este espacio nacido en 1972. El programa, que duró más de tres horas, consiguió una cuota de pantalla del 46,2%, con lo que se convirtió en el espacio más visto del día, según datos de Sofres distribuidos por RTVE. El minuto más visto del programa de ayer, conducido en esta nueva etapa por Luis Roderas, fue el de las 22.37 horas, con 11.600.000 personas -un 63,5% de cuota de pantalla-, pendientes de TVE. En ese momento, los espectadores podían seguir las primeras preguntas a las que se enfrentaban las tres parejas de concursantes”, así continúa la noticia...
Cerré el diario, apagué la tele y levantando mi taza de café (¡Atención!: esto no hacerlo en público y de hacerlo consultar con su médico) juré que a partir de ahora seguiría los pasos de aquel filósofo del siglo XX (y comienzos del XXI) que afirmaba que la vida había que vivirla “día a día”...No sé porqué, pero después de decir esa frase no sentía las piernas...

Poniéndome serio

Me encuentro aquí....situado en un ambiente misterioso, en penumbra, con una música de ambiente enigmático...¡Un momento, que me levanto a encender la luz!, porque si no, no veo tres en un burro para escribir esta columna y sobre todo voy a apagar el CD del Fary, que era lo más anómalo, musicalmente hablando, que tenía a mano...
Permítanme hacer este pequeño guiño de ironía inicial para intentar explicar lo que verdaderamente, bajo mi siempre humilde opinión, hace falta a estos temas llamados insólitos. Señores y señoras, lo que hace falta es...¡más luz!, pero no una luminiscencia a modo de foco hollywoodiense para resaltar los egos propios y extraños, sino una luminosidad que sea el resultado del esfuerzo común (véase: periodistas, investigadores, interesados en los temas, escépticos recalcitrantes, creyentes anquilosados, etc) para de una vez por todas comenzar a enterarnos qué se esconde tras el fenómeno ovni, qué entidades, seres, fraudes...podemos hallar en los fenómenos paranormales, qué de esotérico tiene o no tiene aquella práctica...En definitiva, para intentar conocer algo más de todo aquello que nos mueve...
En estos últimos tiempos me estoy moviendo, junto a mi hermana Marisol, por España más que en su día lo hizo el baúl de la Piquer y eso me está dando la posibilidad de conocer otras formas de entender estas temáticas, otras formas de investigar (no al estilo Jessica Fletcher, porque ya es lo suficientemente fuerte ir a los sitios diciendo que intentas estudiar temas “raros”, para que encima cada vez que te vean llegar se crean que...¡alguien va a morir!...No queremos parecernos a “Moro”...aquel perro en Fernán Núñez –Córdoba- que cada vez que se sentaba en el portal de una casa todos presagiaban la muerte de algún inquilino de la misma), en definitiva, otras formas de hacer.
Los casos de siempre son dignos de tener en cuenta y está muy bien su revisión continúa, pero esto no debe llevar al “abandono” de toda la fenomenología nacional que está sucediendo en los últimos meses. Casos de hoy a los que no se tiene recurrir a legajos centenarios, a testigos que en su mayoría perecieron hace lustros y a situaciones difíciles de explicar cuando sucedieron (¡imagínense décadas después...con los mismos datos!), sino que están ahí, esperando a que acudamos a conocer mejor qué está pasando. En muchas de las situaciones se pueden dar con todos los testigos de los hechos e incluso si uno va con humildad puede recopilar sus testimonios, acceder a las pruebas y poder hacerse una idea más amplia y real de lo que ha podido suceder. Sin duda, un hecho vital en los fenómenos paranormales y ufológicos, donde la inmediatez de llegar y poder dar con el caso es algo sumamente importante para formarse una opinión al respecto y sobre todo poder contrastar la información y pruebas conseguidas con especialistas en otros campos del saber.
Seguramente estarán pensando que uno está algo “quemado” o que algo me tiene que haber pasado para que diga según que cosas, pero la realidad es otra. Siempre pensé igual. Prefiero estudiar un caso y luego –si se puede- hacer un artículo o noticia, dando fechas, datos, testimonios, etc que sean perfectamente comprobables por todos los lectores y no convertir los fenómenos anómalos en un coto privado. Y cómo se puede hacer esto...muy sencillo, cuando suceden los presuntos casos (de la índole que sean) se tiene que llevar a cabo un exhaustivo estudio in situ del fenómeno, contrastar todos los datos recogidos y por último dar una información veraz. ¿Qué se gana con ello?...que usted como lector, como aficionado a estos temas o como simple (con toda la complejidad que lleva ese vocablo) persona que hace de su inherente curiosidad un estandarte tenga a su mano toda la información a su alcance. Y sobre todo, que cuando luego, con casi toda seguridad, se cometen pequeños fallos de apreciación, datos, etc de los que escribimos y se nos rectifique...sepamos rectificar nosotros para volver a intentar dar al público la información tal como se produjo.
Las hemerotecas (¡si no fuera por ellas!...que harían muchos....), los legajos, archivos, etc son geniales, ayudan mucho pero nunca se debe perder el contacto directo con la/s personas que viven los fenómenos, porque dentro de 50, 60 o 100 años los que lean nuestros escritos pueden llegar a creerse que todo lo que escribimos es cierto al 100% y quizás no caigan en que muchos textos ya nacen con la alargada sombra de las fuentes (forma fina de decir según que cosas) anteriores.
Hay veces en la vida que uno tiene que poner la cara menos amable y más seria que tiene, sobre todo si quiere seguir teniendo la ilusión y pasión por unos temas. Aunque si lo miramos desde un punto de vista más lejano...los hombres pasan, pero los misterios y enigmas siguen aferrados ahí por los siglos de los siglos, en espera que otros como nosotros, quien sabe si en un futuro no muy lejano, los conviertan en unos casos y hechos explicables.