Camino a la beatificación de Gaudí
por: José Antonio Roldán
Durante las próximas semanas la Congregación de las Causas de los Santos, ubicada en la Santa Sede, recibirá un informe completo del proceso de beatificación del arquitecto catalán Antoni Gaudí i Cornet, que feneció en Barcelona en Junio de 1926 atropellado por un tranvía mientras paseaba por la calle. Desde 1992, la asociación Pro-Beatificación de Antoni Gaudí lleva a cabo un intenso trabajo para lograr elevar a los altares a este reconocido artista. Una asociación que cuenta con destacados arquitectos, escritores, escultores e incluso clérigos.
Por su parte, el tribunal eclesiástico de la Diócesis de Barcelona, después de tres intensos años de estudios, entrevistas e investigación, ha concluido un documento, de más de 1000 folios, donde se promueve el carácter divino, por lo menos de algunos de sus actos, del arquitecto modernista. En un solemne acto, Ricard Maria Carles i Gordó, arzobispo de la Ciudad Condal quiso dar a conocer cómo ha sido el proceso realizado por el arzobispado barcelonés. Estamos ante un proceso largo y laborioso, porque el Vaticano tiene muchas peticiones, comentó Carles antes de lacrar las cajas donde colocaron la documentación que partió hacia Roma. Dentro de poco tiempo se podrá demostrar un milagro apuntó el arzobispo- porque son tantas las personas que conocen a Gaudí, que saldrán milagros de aquí hasta Japón, comentario que Carles hizo en el Palacio Episcopal ante la presencia de familiares del propio Gaudí, entre los cuales había María Teresa Gaudí Bérez, Antonio Gaudí i Roca, Teresa Pitarch y Mossèn Roquer, cuya asistencia sirvió de acta y testimonio del oficio. Otros asistentes al acto fueron, Montserrat Rius, una monja carmelita que estuvo, desde los 14 años, al servició de Gaudí. Rius es uno de los testimonios claves en el proceso.
En la segunda fase de la beatificación, un postulador y un relator del vaticano deberán elaborar otro informe sobre el candidato a santo. Además dicho trabajo deberá ser aprobado por historiadores y teólogos, por una junta cardenalicia y por el propio Santo Padre, por lo que el proceso puede durar años.
Durante las próximas semanas la Congregación de las Causas de los Santos, ubicada en la Santa Sede, recibirá un informe completo del proceso de beatificación del arquitecto catalán Antoni Gaudí i Cornet, que feneció en Barcelona en Junio de 1926 atropellado por un tranvía mientras paseaba por la calle. Desde 1992, la asociación Pro-Beatificación de Antoni Gaudí lleva a cabo un intenso trabajo para lograr elevar a los altares a este reconocido artista. Una asociación que cuenta con destacados arquitectos, escritores, escultores e incluso clérigos.
Por su parte, el tribunal eclesiástico de la Diócesis de Barcelona, después de tres intensos años de estudios, entrevistas e investigación, ha concluido un documento, de más de 1000 folios, donde se promueve el carácter divino, por lo menos de algunos de sus actos, del arquitecto modernista. En un solemne acto, Ricard Maria Carles i Gordó, arzobispo de la Ciudad Condal quiso dar a conocer cómo ha sido el proceso realizado por el arzobispado barcelonés. Estamos ante un proceso largo y laborioso, porque el Vaticano tiene muchas peticiones, comentó Carles antes de lacrar las cajas donde colocaron la documentación que partió hacia Roma. Dentro de poco tiempo se podrá demostrar un milagro apuntó el arzobispo- porque son tantas las personas que conocen a Gaudí, que saldrán milagros de aquí hasta Japón, comentario que Carles hizo en el Palacio Episcopal ante la presencia de familiares del propio Gaudí, entre los cuales había María Teresa Gaudí Bérez, Antonio Gaudí i Roca, Teresa Pitarch y Mossèn Roquer, cuya asistencia sirvió de acta y testimonio del oficio. Otros asistentes al acto fueron, Montserrat Rius, una monja carmelita que estuvo, desde los 14 años, al servició de Gaudí. Rius es uno de los testimonios claves en el proceso.
En la segunda fase de la beatificación, un postulador y un relator del vaticano deberán elaborar otro informe sobre el candidato a santo. Además dicho trabajo deberá ser aprobado por historiadores y teólogos, por una junta cardenalicia y por el propio Santo Padre, por lo que el proceso puede durar años.
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